La Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogó la falta de conexión social como una amenaza global para la salud pública. Los estudios científicos establecen que la soledad, en especial la no deseada y el aislamiento social crónico es perjudicial y representa un riesgo significativo para la salud física y mental.

La soledad no es solo una sensación, sino un factor de riesgo para el bienestar comparable al tabaquismo o la obesidad. Y comer sin compañía se ha identificado como una de sus formas más comunes. De ahí es que la dieta mediterránea pica en punta para darle solución a un problema considerado una grave amenaza sanitaria. La guía alimentaria, entre las miles que existen, garantiza su éxito si es socialmente acompañada. Es decir, comer en compañía o en familia.

El parámetro no es exclusivo de una dieta en particular, sino que se considera una estrategia, pero es clave en el patrón dietético de la guía mediterránea que está formalmente estructurada con ese principio. 

La revista Nutritional Psychiatry, refuerza lo que apunta el patrón mediterráneo: planificar, preparar y compartir los alimentos es tan importante como lo que se come para sostener la resiliencia emocional.

Las características

La dieta mediterránea es un patrón cultural y un estilo de vida tradicional de los países que rodean el Mar Mediterráneo (como España, Italia, Grecia y Marruecos), reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Más allá del pilar emocional de convivencia que contrarrestra a la soledad, el programa de alimentación con sello europeo se basa en una variada lista de alimentos. 

El aceite de oliva virgen es la principal fuente de grasa. Se usa para cocinar y aderezar, gracias a sus grasas monoinsaturadas y antioxidantes. Los alimentos de origen vegetal (frutas, verduras y hortalizas) son de consumo diario y abundante, priorizando las frescas y de temporada. Se recomienda un mínimo de cinco porciones al día. 

El pan, pasta, arroz y otros granos, preferiblemente en su versión integral, por su aporte de carbohidratos complejos y fibra son los recomendados. Las legumbres deben ser consumidas en forma regular y no diaria, son gran fuente de proteínas vegetales y fibra (lentejas, garbanzos, alubias). Los frutos secos y semillas pueden consumirse a diario pero moderadamente por su alto contenido calórico, aportando grasas saludables, fibra y antioxidantes. Para reducir la necesidad de sal, el libre uso de hierbas y especias es lo recomendado.

Pescados y mariscos son de consumo semanal aportando lo justo para mantener una buen funcionamiento cardiovascular. La misma regularidad de ingesta deben tener las aves de corral y tomarlas como alternativa a las carnes rojas que deben consumirse de modo ocasional y en pequeñas cantidades, como los dulces y azúcares que solo deben ingerirse en ocasiones especiales. ¿El postre? La fruta fresca completa el menú mediterráneo que le gana a la soledad.